La vida nos lleva por caminos inesperados. Aveces por caminos que aceptamos con facilidad y otras veces por caminos que se nos hace difícil aceptar. No importa dónde nos lleva la voluntad de Dios, debemos aceptar esos momentos ya sean gratos o menos gratos y fáciles de digerir. Manteniendo los ojos abiertos en todo momento y confiando en el Creador del universo podemos aceptar y confiar que todo saldrá bien. Pero como podemos confiar que estaremos bien? Dios nos dice en su palabra que el que lo sigue y obedece no tiene razón de temer. Ahora, yo les pregunto: ¿Creemos y confiamos en está promesa? Creer sin ver se hace difícil cuando estamos un tanto alejados de Dios. Existe un sentimiento de culpabilidad y este nace como resultado de nuestros actos. Al pecar, sabemos que estamos en deuda y es por esta razón que digamos de la promesa de Dios para con nosotros. Pero no es tarde. Reflexionemos en nuestras vidas. Y busquemos el perdón y arrepentimiento. Así nos sentiremos más cerca de Dios nuestro Creador. El viaje en está tierra será más fácil. No nos garantiza una vida sin problemas. Pero si nos garantiza una vida mejor para el futuro. Una vida llena de Dios que es para la eternidad.
