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lunes, 25 de noviembre de 2013

EL PRODUCTO DE LA PALABRA DE DIOS

En el primer libro de los Salmos La Palabra nos recuerda la promesa y el resultado de seguir la caminos del Señor nuestro Dios. Nos da buen alimento espiritual en abundancia y nos alienta. 
Salmos1:1 - Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuelvo en camino de pecadores, ni se sentó en silla de burladores; v2 - antes en la ley del SEÑOR es su voluntad, y en su ley pensará de día y de noche.
Salmos, 1:3 - Y será como el árbol plantado junto a arroyos de aguas, que da su fruto en su tiempo; y su hoja no cae, y todo lo que hace, prosperará. 
Cuando la escritura promete «y todo lo que hace  prosperará» no quiere decir que no tendremos fracasos y no experimentaremos las dificultades. Tampoco significa que tendremos riquezas amor o felicidad. Lo que prosperidad significa en las Escrituras es que cuando la sabiduría de Dios se aplica en nuestras vidas, el fruto (resultado o productos derivados) que produce en nosotros será bueno y recibirá aprobación  de Dios. Así como un árbol absorbe el agua y produce muchos frutos nosotros debemos absorber la Palabra de Dios para producir hechos y actitudes que lo honren. Para alcanzar logros que valgan la pena debemos tener la Palabra de Dios en nuestro corazón.
La sabiduría de estos primeros versículos de este Salmo es muy simple de comprender.  Mientras más nos gozamos de la presencia de Dios, más fructíferas serán nuestras vidas. No debemos permitir que la obras de los que no siguen a Dios nos alejen del alimento espiritual. Debemos hablarles a los incrédulos pero no podemos imitar su conducta. Si deseas seguir sus  pasos, lo más seguro que desaparecerás con ellos. Pero si deseas plena felicidad, cultiva amistad con los que aman a Dios y viven en su palabra.