¡Perseverancia, persistencia, el premio! Nunca se nos promete que la vida cristiana será fácil de vivir. Por lo contrario, Pablo en su palabra nos recuerda constantemente que debemos tener y mantener un plan y a la misma vez debemos tener un propósito para los tiempos difíciles en el cual Satanás nos ataca. La perseveración no es en vano; hay una promesa que Dios mantendrá.
1 Corintios 9. 24-27
Corra para ganar y corra directo a la meta. Nieguese a si mismo en lo que sea potencialmente dañino y recibirá una corona eterna.
Gálatas 6. 7-10
No se canse de hacer lo correcto, no se desanime ni se rinda y haga el bien a todos. Siembra las cosas buenas del Espíritu y cosecha una vida eterna.
Efesios 6.10-20
Ponte la armadura de Dios y ora en todo tiempo. Usa todas las piezas de la armadura de Dios disponibles para ti. Protegete y defiendete contra todas las estrategias del enemigo.
Filipenses 3.12-14
Esfuerzate hasta el día en que sea lo que Dios desea lo que sea su voluntad. Olvida el pasado y mire adelante. Un premio celestial nos llama.
2 Timoteo 2. 1-3
Enseña estas grandes verdades a personas que transmitan a otras personas. Mantengase firme en la gracia de Cristo aunque se fe de sienta debilitada. Sufra como soldado y no se enrede en los afanes de esta vida. Siga las normas del Señor, como un atleta se prepara para ganar. Trabaja duro como el agricultor que se esfuerza en la siembra y espera una buena cosecha. Viviremos con Cristo y reinaremos con Él. Él permanece fiel y siempre cumple sus promesas