Hoy el Señor nos llama a disponer nuestro corazón para que sea tierra fértil, de manera que podamos recibir la Palabra de Dios y dar buenos frutos, para que a su vez podamos comunicarla a los demás. Pidamos al Señor que abra nuestros sentidos espirituales, para vivir de acuerdo a la Palabra de Dios. Feliz día nos conceda Dios.
Veamos la parábola del sembrador y esta se encuentra en el Nuevo Testamento en el libro de Marcos capítulo 4 v.1 al 9.
v.1 Jesús comenzó a enseñar de nuevo a orillas del mar. Una gran multitud se reunió junto a él, de manera que debió subir a una barca dentro del mar, y sentarse en ella. Mientras tanto, la multitud estaba en la orilla.
v.2 El les enseñaba muchas cosas por medio de parábolas, y esto era lo que les enseñaba:
v.3 «¡Escuchen! El sembrador salió a sembrar.
v.4 Mientras sembraba, parte de la semilla cayó al borde del camino, y vinieron los pájaros y se la comieron.
v.5 Otra parte cayó en terreno rocoso, donde no tenía mucha tierra, y brotó en seguida porque la tierra era poco profunda;
v.6 pero cuando salió el sol, se quemó y, por falta de raíz, se secó.
v.7 Otra cayó entre las espinas; estas crecieron, la sofocaron, y no dio fruto.
v.8 Otros granos cayeron en buena tierra y dieron fruto: fueron creciendo y desarrollándose, y rindieron ya el treinta, ya el sesenta, ya el ciento por uno».
v.9 Y decía: «¡El que tenga oídos para oír, que oiga!».
Muchas veces escuchamos con nuestros oídos, pero hay una forma mas profunda de oír, con el corazón, necesaria para captar el sentido espiritual de las palabras de Jesús. La palabra de Jesús es para salvación y para los que le buscan con sinceridad.
Jesús hablaba por parábolas y a través de las historias que contaba, enseñaba a la gente. La parábola usa escenas conocidas para explicar verdades espirituales. Este método de enseñanza obliga al oyente a pensar en que es lo que quiere decir el mensaje. A la misma vez este mensaje oculta la verdad a quienes son demasiado obstinados o tienen prejuicios para atender la enseñanza que se les da. La mayoría de las parábolas tienen un punto central, por lo cual debemos ser cuidadosos en no ir mas allá de lo que Jesús quiso enseñar.
Veamos como Jesús explica la parábola del sembrador. Esto se encuentra en el Nuevo Testamento en el libro de Marcos capitulo 4 v. 10 al 20
v.10 Cuando se quedó solo, los que estaban alrededor de él junto con los Doce, le preguntaban por el sentido de las parábolas.
v.11 Y Jesús les decía: «A ustedes se les ha confiado el misterio del Reino de Dios; en cambio, para los de afuera, todo es parábola,
v.12 a fin de que miren y no vean, oigan y no entiendan, no sea que se conviertan y alcancen el perdón».
v.13 Jesús les dijo: «¿No entienden esta parábola? ¿Cómo comprenderán entonces todas las demás?
v.14 El sembrador siembra la Palabra.
v.15 Los que están al borde del camino, son aquellos en quienes se siembra la Palabra; pero, apenas la escuchan, viene Satanás y se lleva la semilla sembrada en ellos.
v.16 Igualmente, los que reciben la semilla en terreno rocoso son los que, al escuchar la Palabra, la acogen en seguida con alegría;
v.17 pero no tienen raíces, sino que son inconstantes y, en cuanto sobreviene la tribulación o la persecución a causa de la Palabra, inmediatamente sucumben.
v.18 Hay otros que reciben la semilla entre espinas: son los que han escuchado la Palabra,
v.19 pero las preocupaciones del mundo, la seducción de las riquezas y las demás concupiscencias penetran en ellos y ahogan la Palabra, y esta resulta infructuosa.
v.20 Y los que reciben la semilla en tierra buena, son los que escuchan la Palabra, la aceptan y dan fruto al treinta, al sesenta y al ciento por uno».
Las cuatro clases de suelo representan cuatro maneras en que reaccionamos a la Palabra de Dios. Por lo general aveces pensamos que Jesús hablaba de cuatro clases distintas de personas. Pero el también hablaba de: (1) diversas momentos o fases en nuestras vidas, o (2) como estamos dispuestos a recibir el mensaje de Dios en algunos aspectos de nuestra vida y como lo rechazamos en otros. Por ejemplo, quizás somos receptivos a la palabra de Dios en cuanto a nuestros futuros, pero quizás nos cerramos en cuanto a como usamos nuestro dinero. O a lo mejor somos como la buena tierra en cuanto a como le damos adoración a Dios, pero somos como la tierra rocosa respecto a como debemos de dar a los necesitados.
La moraleja es que debemos procurar, siempre, ser como la tierra buena en cada aspecto de nuestras vidas. Llevando la semilla de la palabra de Dios a todos en nuestro camino. La recompensa de nuestro trabajo podría ser tan grande. Se imaginan poder llevar el mensaje a otra persona y poder salvar su vida? Dios es abundancia y su Palabra es Vida!