Éxodo 20:1-7
1-Y habló Dios todas estas palabras, diciendo:
2-Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre.
3-No tendrás dioses ajenos delante de mí.
4-No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.
5-No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen,
6-y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.
7-No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano.
2-Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre.
3-No tendrás dioses ajenos delante de mí.
4-No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.
5-No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen,
6-y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.
7-No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano.
Dios en su amor nos saca de la servidumbre. No tenemos por qué ser hijos de la esclavitud del pecado. En todo si derecho, el reclama los derechos del autor de la vida misma. Un Dios celoso y fuerte. Tanto nos ama Dios que nos envío a su hijo Jesús para destruir el pecado en el mayor sacrificio humano de la historia.
Su misericordia es tan grande que una y otra vez a través de su palabra nos recuerda y nos pide obediencia. Y que mejor vivir bajo la obediencia de un Dios todopoderoso. El creador del cielo, las estrellas y de todo lo que existe entre medio. Que mejor vivir con la seguridad que el nos creó a su imagen y semejanza y que sabe los pensamientos más profundos del corazón.
No de puede engañar a Dios. Debemos desear estar incluidos en esos millares que le amamos y guardamos sus mandamientos para recibir esa misericordia. Viva Dios por la eternidad amén!
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