Quiero recordarles de una gran promesa que desde los tiempos antiguos y aún hoy día es la mayor esperanza que nosotros los cristianos debemos poner nuestra fe y nuestra confianza. Vamos rápido al libro de el profeta Ezequiel comenzando en el capítulo 34. Observemos muy detenidamente los versículo en Ezequiel, 34:11
«Porque así dice Jehová el Señor: He aquí yo, yo mismo iré a buscar a mis ovejas, y las reconoceré.»
Desde mucho antes del nacimiento del Mesías Jesús, Dios y su infinita misericordia ya estaba en acción para que pudiéramos recibir una vida eterna a través de su hijo para el perdón de nuestros pecados. Desean verlo con más detalles? Vamos más adelante en el v 16
Ezequiel, 34:16 - «Yo buscaré la perdida, y haré volver al redil la descarriada, y bendaré la perniquebrada, y fortaleceré la enferma; mas la engordada y a la fuerte destruiré. Yo las apacentaré con justicia.»
«Porque así dice Jehová el Señor: He aquí yo, yo mismo iré a buscar a mis ovejas, y las reconoceré.»
Desde mucho antes del nacimiento del Mesías Jesús, Dios y su infinita misericordia ya estaba en acción para que pudiéramos recibir una vida eterna a través de su hijo para el perdón de nuestros pecados. Desean verlo con más detalles? Vamos más adelante en el v 16
Ezequiel, 34:16 - «Yo buscaré la perdida, y haré volver al redil la descarriada, y bendaré la perniquebrada, y fortaleceré la enferma; mas la engordada y a la fuerte destruiré. Yo las apacentaré con justicia.»
Un Dios justo y verdadero envía a su único hijo para la salvación de la humanidad completa. Sin distinción de persona, raza, color, genero o religión. Un Dios vivo capaz de crear todo el hermoso universo, las estrellas, la tierra, las plantas, el mar, los animales y sobre toda la creación crea al hombre la mujer a su imagen y semejanza. Nunca nos abandona y nos olvida. El Buen Pastor sabe que somos débiles y nos llama en cada momento. Desea que seamos parte de su rebaño. Pero antes de ser parte de el rebaño, debemos purificar nuestros corazones. Cambiar nuestros corazones de piedra en corazones de carne. Pedir perdón y humillarnos llenos de arrepentimiento. Para que en aquel día podamos disfrutar en ser parte de su rebaño para la vida eterna. Que hermosa promesa! Dios te bendiga.
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